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Jung, su incontenible pasión por investigar la sombra del ser humano para iluminarla, lo convierte probablemente en el más grande arqueólogo del alma que tiene el pensamiento occidental en el último siglo. Entre las múltiples aportaciones de Carl Jung se destaca su teoría de un inconsciente colectivo común a todos los seres humanos, en la profundidad de su psique, el cual está compuesto por una serie de arquetipos (los dioses de la antigüedad habitan en el hombre como símbolos y enfermedades) que solamente se hacen conscientes de manera secundaria pero que dan forma a los contenidos psíquicos del individuo y se trazan como patrones recurrentes. Como médico del alma humana, Jung llamaba a hacer consciente el inconsciente, a afrontar la sombra de la persona, atravesar el inframundo y plantar cara a los demonios de nuestro psiquismo para, cual héroe medieval que asesina al monstruo, poder encontrar nuestra individuación y beber del grial délfico de nosotros mismos, en autoconocimiento y autorrealización —para vivir en el centro de nuestro propio mandala.

 

Una visión se tornará mas clara solamente  cuando mires dentro de tu corazón..

Quien mira en su interior, despierta

                            CARL G. JUNG

JOLANDE JACOBI - Complejo, arquetipo y símbolo

En el fundamento arcaico de lo psíquico, como "puntos nodales" y "núcleos de significación" cargados de energía del entramado psíquico infinita e intemporalmente ramificado, están los arquetipos que constituyen lo inconsciente colectivo, el fundamento universal (humano-general), de toda psique individual. Aquí hemos de distinguir entre el arquetipo en sí, que no es perceptible, y que existe tan sólo como condición estructural y posibilidad potencial, perteneciendo a la esfera psicoide de la psique, y el arquetipo que es ya perceptible, que ha sido "presentado" a la consciencia y que ha de ser considerado casi siempre como símbolo. Está igualmente presente en sanos y enfermos, siendo fundamentalmente de la misma naturaleza en ambos. Al igual que sobre unos mismos cimientos se pueden elevar edificios de diversos estilos y tamaños, una misma forma arquetípica fundamental puede constituir el fundamento de las más variadas formaciones. Su "valor posicional" dentro de todo el sistema de referencia psíquico está determinado con arreglo al contenido que llena el arquetipo y la carga que reciba. Con ello se ponen también de manifiesto el sentido, la importancia y el papel que le corresponden en cada caso.

 

El intento de dividir por etapas el curso de su acción podría establecer las siguientes fases:

 

1. El arquetipo reposa, en cuanto a su condición estructural, en la esfera psicoide (en el inconsciente colectivo), como "elemento nuclear" invisible y "portador potencial de significación".

 

2. Mediante una constelación adecuada -que puede hallarse determinada tanto individual como colectivamente- recibe un suplemento de energía, aumentando su carga e iniciándose su efectividad energética. La constelación individual resulta de la correspondiente situación de la consciencia del sujeto individual; la colectiva, de la correspondiente a grupos humanos.

 

3. La carga del arquetipo se manifiesta por una especie de fuerza magnética de atracción sobre la consciencia que no es al principio reconocida. Se hace notar primeramente por una actividad emocional determinada, que puede incrementarse hasta una tempestuosa agitación psíquica.

 

4. Atraída por la mencionada carga, incide sobre el arquetipo la luz de la consciencia; el arquetipo aparece entonces en el ámbito psíquico propiamente dicho, siendo "percibido".

 

5. Al entrar el arquetipo "en sí" en contacto con la consciencia, se manifiesta en el plano biológico "inferior" y asume la forma de "expresión pulsional" o bien de dinámica pulsional; o en el plano "superior" espiritual como imagen o idea. En este último caso se asocian a él materia prima imaginaria y configuración de sentido, surgiendo así el símbolo. El revestimiento simbólico con el que resulta visible varía y se transforma con arreglo a las circunstancias exteriores e interiores del sujeto y de la época. A partir del contacto con la consciencia de una colectividad y su problemática, surgen los símbolos colectivos (como, por ejemplo, un mitologema); y del contacto con una consciencia individual y sus problemas, los símbolos individuales (por ejemplo, la imagen de una bruja con los rasgos de la madre personal).

 

6. El símbolo aparece frente a la consciencia dotado de una cierta autonomía.

 

7. La "gravidez de significación" de un símbolo obliga en grado mayor o menor a la consciencia a una confrontación con él. Esto puede acontecer de los más diversos modos: por contemplación, descripción, interpretación, etc.; de modo general y espontánea o bien dentro de una labor analítica.

 

8)   Tres cuestiones:

A) El símbolo puede hacerse más consciente mediante comprensión, siendo sentido y reconocido como relativamente perteneciente al yo; mas no es completamente dilucidado y continúa, por tanto "vivo" y efectivo.

B) Puede ser completamente interpretado y explicado, con lo que aparece integrado plenamente por el ego y asimilado por la consciencia, más perdiendo así su "vida" y eficacia, transformándose en una mera alegoría, en un "signo" o en un contenido de conciencia unívocamente concebido. 

C) Completamente incomprendido, puede enfrentarse a la consciencia del ego de modo hostil, como expresión de un complejo situado tras la misma (como algo extraño y que se le enfrenta), escindirse de ella y provocar una disociación en la psique. Se convierte así en una psique parcial autónoma que se manifiesta en forma de "espíritus", alucinaciones, etc.; es decir: mediante síntomas neuróticos y psicóticos de toda índole.

Ya que el complejo, en cuanto a su "elemento nuclear", es considerado como un "punto nodal" dinámico del psiquismo inconsciente colectivo, es equiparable al arquetipo en cuanto a su esencia y su modo de actuar. Mas ya que su "núcleo" se va uniendo durante el curso de la vida de un individuo con asociaciones emocionalmente acentuadas, experimentando así una "inflacción" y convirtiéndose en formación psíquica más o menos autónoma, representa un factor psíquico aparte, que puede aparecer en forma manifiesta -por ejemplo, como síntoma-, pero que a fines prácticos es diferenciado tanto del símbolo como del arquetipo. La segunda definición que aquí hemos dado acerca del complejo es la generalmente habitual, y la psicología profunda utiliza dicho término en ese sentido.

 

Ya que se entiende habitualmente como complejo algo no plasmado en forma de imagen, y con el concepto de símbolo algo que adopta generalmente aspecto de imagen, está también indicada en este sentido una clara diferenciación en cuanto a la elección del término correspondiente. De todos modos, las transiciones no siempre se pueden reconocer netamente. Por ello se habla con frecuencia de complejos de carácter simbólico y de símbolos de carácter de complejo, según el correspondiente matiz de su índole.

 

En principio, según Jung, en muchas ocasiones coinciden complejo y símbolo, ya que ambos tienen su raíz en un núcleo significativo arquetípico y proceden de lo inconsciente colectivo. Por ello, y como ha hecho Jung, arquetipo, complejo y símbolo, en cuanto a conceptos, pueden utilizarse indistintamente en cuanto a su significado esencial. Mas si se desea establecer entre ellos una diferencias más fina y líneas divisorias más netas, hay que distinguir entre complejos de lo inconsciente colectivo (que en realidad han de ser incluidos entre los arquetipos y también, en determinados casos, entre los símbolos), y complejos pertenecientes a lo inconsciente personal, en los que tras el modo de aparición individual se oculta una serie mayor o menor de símbolos de lo inconsciente colectivo, y que se pueden extraer de su "envoltura individual". De todos modos, la mayoría de los complejos de lo inconsciente personal se han de considerar como signos, o bien como síntomas.

 

“Los instintos tienen un aspecto dinámico y un aspecto formal.  Este último se expresa, entre otros modos, en imágenes de la fantasía que (como cabía esperar) presentan una semejanza sorprendente en todos los lugares y en todas las épocas. Al igual que los impulsos, estas representaciones tienen un carácter relativamente autónomo; son numinosas, por lo que las encontramos sobre todo en el ámbito de las representaciones numinosas, es decir, religiosas. He elegido para este aspecto formal del instinto la denominación arquetipo”. JUNG: El arquetipo

“La imagen representa el sentido del instinto”

 

“La naturaleza del arquetipo. Las representaciones arquetípicas que nos proporciona lo inconsciente no deben confundirse con el arquetipo per se. Dichas representaciones son imágenes muy variadas que remiten a una forma básica en sí misma irrepresentable”

“Lo que es necesario ante todo.- Un hombre que no quiere dominar su cólera, sus accesos de odio y de venganza, su lujuria, y que, a pesar de esto, aspira a dominar en cualquier cosa que sea, es tan estúpido como el agricultor que siembra su campo en las orillas de un torrente sin tomar precauciones contra éste.” NIETZSCHE: El instinto

¡El dominio de las pasiones, no su debilitamiento o su erradicación! Cuanto más grande es la fuerza de dominio de nuestra voluntad, tanta más libertad es lícito que se conceda a las pasiones. El ser humano grande es grande por el espacio de libertad que brinda a sus apetitos: no obstante, él es bastante fuerte para convertir esos monstruos en sus animales domésticos…”

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Los hombres temen el lado terrenal de la mujer. Este lado es su poder, su conexión con la realidad terrenal, y los hombres le temen porque, como percibiera Jung, las mujeres son en verdad el sexo fuerte. Por eso los hombres temen el lado terrenal de las mujeres. MARIE LOUISE V.F.

“Tomemos la eucaristía. Un dios es asesinado, atravesado con una lanza, desmembrado y comido. Hasta el día de hoy, pinchar un pedazo de pan con una lanza de plata es un ritual de la Iglesia griega. En los ritos aztecas, Huitzilopochtli es asesinado y atravesado con una lanza. Su cuerpo está hecho de una pasta compuesta por semillas de plantas, al igual que la hostia está hecha de harina blanca, y los pedazos son distribuidos y comidos. La divinidad unida y dividida. Piense en el uso que se hacía de la cruz en Yucatán. Es la misma cruz que nosotros adoramos. O el mito de Dioniso. JUNG

Los psiquiatras, al tratar sus casos, saben que estas cosas ocurren dentro del alma de sus pacientes. Hay infinitas ideas, imágenes de lo inconsciente, que se han  comparado a conceptos mitológicos, pues se probó que eran idénticas”

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